Las costumbres de Mónaco no son muy diferentes a las europeas, sobre todo a Francia, país con el que guarda muchas similitudes culturales. Sin embargo, el peor error que puedes cometer es pensar que Mónaco es parte de Francia. Con eso en mente, los monegascos son personas muy amables y conversadoras. Si lo pides cortésmente, estarán dispuestos a ayudarte con las direcciones.
La ropa informal es aceptable por el día. En los restaurantes, clubs y casinos sí se requiere ropa más formal. Lo saludos se dan con un apretón de manos, y si existe confianza, se besa ambas mejillas.
La Iglesia Católica tiene un rol importante en las tradiciones de Mónaco. Muchas ocasiones especiales y fiestas se celebran con motivos religiosos. Por ejemplo, durante su Día Nacional se celebra un “Te Deum” en la Catedral de Mónaco con presencia de la familia Principesca. Además, se celebran fiestas por toda la ciudad. Fuegos artificiales, conciertos y desfiles en la Plaza del Palacio.
La fiesta de Santa Devota, patrona del Principado, se celebra el 27 de enero. La tradición requiere que se incendie una barca, en Port Hercule, delante del valle de Gaumattes, en presencia de la familia Principesca. Cuenta la leyenda que en el siglo XI un fuerte viento evitó el escape de la barca con reliquias robadas de la santa. Como represalia se quemó dicha embarcación y la tradición quedó.
Finalmente, a finales de cada año el ayuntamiento de Mónaco compite por decorar la ciudad de forma creativa. La ciudad se engalana con árboles de Navidad gigantes, iluminaciones variadas, y la Plaza del Casino totalmente decorada con estilos variados.
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